27 de noviembre de 2011

Tiempos difíciles

Un rincón para...


El sueño español resonaba en muchas almas desesperadas tal y como lo hizo en su momento "el sueño americano". Llegar a España fue la meta para muchas personas que buscaban un futuro, un trabajo y una segunda patria. El sueño español significaba tanto para tanta gente que se quebró como un saco rajado por el filo del cuchillo de la crisis mundial. 

Y si ya venía siendo complicada la situación desde 2007 y 2008, no creo que ahora vaya a mejorar ni una migaja. Los votantes de esta última convocatoria "democrática" han entregado sus libertades por la más utópica esperanza de estabilidad. Han consentido que les roben como el pajarillo que entrega su alpiste por una jaula de barro. España se ha equivocado, se ha dejado engañar y no pretende reflexionar sobre las consecuencias de este guiñol de títeres de la compañía teatral "Los poderosos de grandes panzas y más hondos bolsillos".

Pero lo que no saben los "del derecho al voto" es que han enterrado en vida ese bello sueño como era "El sueño español". La inmigración va a sufrir no sólo, como podría entenderse, en términos de oportunidades de trabajo y residencia, sino de manera mucho más profunda. 

Sólo hay que recordar que durante todo este año se ha venido haciendo una campaña intolerable, sobre todo en Cataluña. Se ha abogado por la vinculación irracional y motivada de la inmigración con la delincuencia más burda. Incluso se han repartido panfletos criminalizando a las personas, que hemos venido a trabajar a este país,  por el simple hecho de ser inmigrantes. (Por supuesto, no hay que comparar, que aquí los extranjeros somos y siempre perteneceremos a dos clases: una los "putos negros/moros, o rumanacos o los putos chinos o mafiosos del este" y por otro lado, están los guiris -gente que, a pesar de dedicarse al turismo de borrachera y a tirarse desde los balcones a las piscinas del hotel, se le perdona todo gracias a su bondadosa cartera).  Por supuesto, sin ofender.

A pesar de estas nimiedades mi vuelta a la capital española tiene un sabor agridulce. Lo bueno de un contrato que nadie lee es eso mismo, que nadie lo lee. El partido que espera subir al Trono de esta "democracia monárquica pero  parlamentaria", llevaba parrafadas enteras en letra pequeña en el contrato, que 10 millones de personas firmaron el pasado 20 de Noviembre. Así estaba escrito en el programa electoral de los  ganadores:

"Favoreceremos una inmigración legal, ordenada y vinculada al empleo, acabando con las regularizaciones masivas. Lucharemos contra las mafias y el tráfico de personas. Garantizaremos siempre el respeto a los Derechos Humanos y a la dignidad de las personas con independencia de su situación legal o administrativa".

Y lo mejor aún: 

"Requeriremos el conocimiento de los valores fundamentales  contemplados en la Constitución que son la base de nuestra sociedad, y el conocimiento suficiente de la lengua, la historia y cultura españolas para la obtención de la nacionalidad. Se dará una solemnidad adecuada al acto de adquisición de la nacionalidad española".

Lo que quiere decir: O eres el mejor especialista en hispanidad o estás en la calle, o te sabes los artículos de la tan reformable Constitución española o tú no consigues la nacionalidad. Son ejemplos, quizá demasiado infantiles y con cierta carga de rencor, pero no olvidemos que este mismo partido, y con el mismo jefecillo al frente, fue el que propuso el "Test de Hispanidad" para todo inmigrante residente en este país. Con ello pretendían que, para nuestra propia integridad, adoptáramos la cultura española como nuestra dejando atrás la nuestra propia. 

Quizá el conocimiento suficiente de lengua, historia y cultura españolas significa que nos harán un examen sobre vocablos nacionalistas y de unidad nacional, o que sepamos de memoria todas las corridas de toros de la feria de Sevilla (con un video introductorio y power point para subir nota) y una estampita de la virgen de los dolores para que nos traiga suerte y que la documentación para la nacionalidad no se extravíe.

"Desde Rusia con mucho amor" 

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