26 de noviembre de 2011

La sociedad perfecta

Un rincón para... soñar


Las mentes más desenfrenadas e inquietas de la historia han venido buscando respuestas a nuestra pura existencia; nos dieron sabiduría y nos llenaron de dudas tan profundas que no podrían compararse con el abismo más oscuro del océano: "qué hacemos aquí", "cuál es el origen de la vida", "qué hay más allá de la muerte".  A pocas de sus reflexiones pudimos responder, e incluso hoy día quedaron sin resolución. Pero, quizá la mayor cuestión de todas es la que atañe a esta ambición humana por la autodestrucción.

La sociedad perfecta sería aquella en la que existiera una unión mundial de todos pueblos, en la que el interés humano llegara más allá del color verde del dinero. La sociedad perfecta estaría repleta de escuelas que enseñasen la importancia de la vida. La sociedad perfecta rechazaría la violencia y la discriminación, al contrario, viviríamos en un mundo en el que la mujer y el hombre serían hermanos, en el que el chino y el africano no vieran sus diferencias (porque no las tienen), habríamos alcanzado un mundo que trabajaría unido por la evolución humana.

En la sociedad perfecta nadie moriría de hambre, nadie sería privado de una educación y un futuro. Habríamos construido un lugar en el Universo, donde la avaricia no tendría cabida alguna. Encontraríamos un mundo en el que el sentido de la vida fuese respondido con la convivencia y trabajo conjuntos. En la sociedad perfecta nadie está por encima de los demás, nadie sufriría esa soledad dentro de la muchedumbre.

Los sueños de la sociedad perfecta quedarán en un borrón, escritos en un papel manchado de café amargo y quemados en las llamas de la estupidez humana.

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