Resuelto el problema pechenego, Vladímir dirige todas sus mesnadas hacia el sur de la Rus y, particularmente, hacia Crimea con el fin de apoderarse de las factorías y urbes que los bizantinos poseían en esta península. La operación militar más importante de esta campaña es el asedio de Korsunj, que es llevada a cabo en el periodo de seis meses, cuando los bizantinos le entregan la ciudad y la mano de la princesa Anna. Esto último sólo bajo la condición de que el gran príncipe se convierta al cristianismo. Vladímir, los cortesanos y sus principales jefes militares aceptan bautizarse.
Este hecho tiene una transcendencia importantísima en el destino ulterior de la historia de la Rus de Kíev dando un giro de 180º en la política mundial y europea. Además, Bizancio gana la paz con los rusos, también consigue un aliado y hermano de religión, y obtiene un estado de gran influencia por parte de la Iglesia y la cultura bizantinas. A partir de este momento, hay una presencia constante de un metropolita griego al frente de la Iglesia ortodoxa rusa, que será un importante instrumento de control. Además, aparecerán una pléyade de monjes serbios y búlgaros encargados de traducir al ruso antiguo toda la literatura canónica de la ortodoxia bizantina.
El príncipe ruso, tras acceder a las condiciones que imponen los bizantinos, consigue asentarse en la península de Crimea, pero lo más importante es la aceptación del cristianismo como religión oficial del Estado, con lo que el príncipe comenzó a ser tratado de igual a igual en la arena política internacional y europea de su época. Además, la Rus de Kíev pasará a jugar un papel mucho más importante en la geoestrategia y geopolítica en el mundo cristiano y europeo, comienza su labor como país cristiano de avanzadilla de Europa oriental frente a los pueblos nómadas que pudieran penetrar desde Asia.
La cristianización de la Rus de Kíev fue el acontecimiento más relevante en el orden interno, este proceso se llevó a cabo bajo mano militar. La mayoría de los habitantes, no sólo de Kíev, sino del conjunto de la Rus, no veía bien esta nueva religión porque consideraban que perjudicaba los derechos de los campesinos y los estamentos medios y bajos urbanos, mientras que beneficiaba fundamentalmente a la élite feudal. El bautismo masivo de los habitantes de Kíev (como cuenta Néstor en sus crónicas) se hizo de manera violenta y con una amplia oposición por parte del pueblo. Muchos de los habitantes de Kíev que se negaron a convertirse a la nueva religión fueron arrojados al río Dniéper. El proceso real de implantación del cristianismo en Rusia duraría desde el 988 hasta mediados del s. XV, casi 500 años.
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