La ausencia en la que yo ahora muero
Sin el aliento de ese corazón
Que descubrió en mí el amor verdadero
Ante el sueño iluso de una pasión.
Si Dios me condenase a los infiernos,
No dejes que me aparte del calor
Que audaz pudiste robar de mi cuerpo
Aquella noche exuberante de amor.
No me permitas que deje de amarte
En este mi camino a las tinieblas,
Ni que te olvide mucho antes de marcharme.
Por eso quiero recordarte cerca.
Tú y yo seremos eternos amantes
Bajo la desdichada luna llena.
A la gracia de un pintor
que supo dibujar en mí el más bello
de los sueños.
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